El calentamiento de un sistema de suelo radiante implica elevar la temperatura de una placa con un calor específico alto que puede almacenar una gran cantidad de energía. Esta energía no se desprende de forma inmediata, por lo que el espesor y la calidad del mortero son importantes. La norma UNE-EN 1264-4 especifica los requisitos para el diseño y construcción de estructuras de suelo radiante de agua caliente para asegurar que el sistema de suelo radiante sea el adecuado. Los datos de salida son aquellos a partir de los cuales se definen los criterios de diseño y se realiza el cálculo para la selección de los componentes del sistema.

 

  • Tipo de suelo: la temperatura requerida para su distribución depende de sus propiedades térmicas.

 

  • Temperatura ambiente: Observar los valores recomendados en UNE-EN 1264. La temperatura ambiente influye en la temperatura de la superficie de la calzada y la temperatura del agua en las tuberías.

 

  • Proyección de la temperatura exterior: Siga los valores marcados en el RITE.

 

  • Coeficiente de transferencia de calor de la carcasa.

 

  • Salto térmico en el circuito hidráulico. El salto térmico entre salida y retorno de las tuberías debe estar entre 0 ° C y 5 ° C según la norma UNE-EN 1264. En la práctica se utilizan valores superiores, que pueden estar entre 5 ° C y 10 ° C. El valor recomendado está entre 7 ° C y 8 ​​° C.

 

  • El diámetro del tubo emisor: La medida más utilizada son 16 mm y 20 mm. Los materiales comunes son PE-X, multicapa o polibutileno (PB).

 

Se recomienda contactar con la distribuidora de energía para conocer la tarifa que se dispone en la vivienda y los distintos tipos de ayudas y subvenciones para lograr un mayor ahorro energético en la vivienda antes de instalar el suelo radiante.

 

Ventajas de la calefacción por suelo radiante

 

La calefacción por suelo radiante es actualmente el sistema de calefacción más económico y eficiente. En particular, el sistema de liberación de calor, que se logra mediante la instalación de una tubería de agua conectada a la caldera. Por supuesto, también se pueden conectar a otras fuentes de calor, como colectores solares o bombas de calor. Estos tubos son resistentes a la corrosión. Suele ser polietileno. De esta forma se evitan fugas y problemas de humedad.

 

Como ya se mencionó, las tuberías por las que circula el agua, que emite calor cuando se calienta, están conectadas a la caldera. Esto a su vez está controlado por un termostato que enciende o apaga la calefacción. Pueden incluir válvulas que regulan el flujo de agua a ciertas habitaciones, y mostrar si está abierto o cerrado. De esta forma se puede controlar en qué habitaciones está instalada o no la calefacción.

 

La temperatura requerida para calentar el agua que fluye a través de estas tuberías es más baja que en otros sistemas. Entre 30 y 45 grados, frente a unos 80 que es necesario en otros casos. Por lo tanto, utiliza menos energía cuando se calienta. Y eso supone un ahorro en la factura de la luz, que puede ascender a alrededor del 15%.

 

Además de poder elegir dónde se activa la calefacción por suelo radiante en la vivienda, la distribución del calor en toda la vivienda es homogénea a diferencia de otros sistemas de calefacción. Otro beneficio de la calefacción por suelo radiante.

 

 

Calefacción por suelo radiante eléctrica

 

La calefacción por suelo radiante eléctrica se diferencia de la anterior en que, en lugar de canalizaciones de agua, lleva un cable conductor que se distribuye por toda la superficie y distribuye el calor de forma homogénea por toda la estancia.

 

Como sugiere el nombre, este sistema de calefacción funciona con electricidad. Una alta potencia eléctrica de la casa es necesaria para su correcto funcionamiento, ya que funciona la mayor parte del día y coincide con el uso de otros aparatos eléctricos. Al contratar más potencia de electricidad, el importe a pagar en la factura de la luz será mayor.